Sicarios asesinan a Gisela Mota, alcaldesa de Temixco, Morelos/ Atalo Mata
04 de Enero de 2016
Mal inicia la semana para el que ahorcan en lunes, dice el refrn. Podramos ampliarlo, sin embargo: mal inicia el ao para el pas que vuelve a la pesadilla de los crmenes polticos, mal inicia el ao para las economas mundiales cuando la titular del FMI seala que las previsiones son desalentadoras, mal inicia el ao para la estabilidad internacional cuando, con las amenazas de atentados terroristas en varios pases todava frescas, Arabia Saud e Irn rompen relaciones diplomticas por motivos religiosos.
Intolerancia, violencia, egosmo llevado al extremo. Sin importar que se trate de una cuestin de f, como en el caso del clrigo chita ejecutado en das pasados; una cuestin econmica, como el perverso juego entre los precios del petrleo y las tasas de inters, que pareciera tener destinatarios concretos, o de una cuestin sobre poltica y la falta de capacidad, o de voluntad, para lidiar con el crimen organizado. En todos los casos, como siempre, quien pierde es el ciudadano comn.
Lo que est pasando en Morelos no es sino un reflejo de lo que ocurre en el resto del pas. Y es terrible: mientras que los polticos se enfrascan en discusiones estriles, la gente sigue muriendo, el desarrollo se detiene, la desconfianza sigue creciendo. La gente simplemente ha dejado de creer en las instituciones del Estado y en su capacidad para hacer frente a los retos que afectan a la sociedad. Y no es para menos: quien tendra que estar gobernando el estado ha sido rebasado por los problemas que debera de resolver, mientras sigue su propia agenda y alimenta sus propias e irreales ambiciones; quien tendra que estar festejando goles, comentando deportes, o atendiendo sus restaurantes, es ahora el alcalde de una de las ciudades ms complicadas del pas, y no tiene idea de cmo hacerlo.
Lo mismo que pasa en otros estados, con gobernadores ambiciosos y alcaldes sin preparacin. Ramrez y Blanco no son casos aislados, sino el eptome de un sistema poltico corrupto y alejado de la ciudadana en las intenciones y en los hechos. El cobarde asesinato de Gisela Mota llena de espanto y zozobra ms an, si cabe, por ser mujer, y es un aviso que debe ser atendido no slo por las autoridades, sino por la sociedad entera. Hemos pasado el momento de las declaraciones, de los operativos espectaculares, de los planes de contingencia. En realidad nada ha cambiado: la inseguridad no disminuye, la desigualdad se acrecienta, la desconfianza campea y se extiende sin control. Siendo realistas, es poco lo que pueden hacer las autoridades para regresar la calma a la sociedad si sta no se involucra directamente en la solucin.
Lo ocurrido en Temixco nos marca el camino: los municipios son la base de la estructura social y, sin embargo, es en su interior donde se alojan los vicios propios de la gestin improvisada. La autoridad municipal es quien tiene el contacto ms cercano con la gente, y donde por lo general comienzan los actos de corrupcin y los abusos de poder. Es quien conoce lo que pasa de primera mano, es quien puede tomar las decisiones que inciden de inmediato en la confianza de los ciudadanos. Es, tambin, quien se encuentra sujeto a la amenaza cotidiana del crimen organizado.
En este momento, el reto para el Estado mexicano, en su conjunto, es la creacin de una sociedad ms inclusiva, en la que los individuos y colectivos sociales puedan participar en la construccin de la paz y expresar su opinin en un marco de respeto irrestricto a los derechos humanos. Y no puede ocurrir sino a nivel municipal. Es urgente, y es la nica salida: es tiempo de entender que no llegaremos a ningn lado a menos de que rememos, todos, en la misma direccin.
Source: http://www.excelsior.com.mx/opinion/victor-beltri/2016/01/04/1066701